Creo que a todo el mundo le ha pasado alguna vez.
No tiene género, ni proviene de alguna cultura en particular.
Es simplemente un acto de ser humano, buscando una solución y encontrándola en la química de los alimentos.
Cuando las emociones se desbordan y buscamos aliviarlas, lo que tenemos más a mano es buscar una solución a través de la comida. Lograr esta calma a través del acto de comer es lo que se conoce como hambre emocional.
Lo que ocurre entonces es que nos calma… pero por unos momentos. Y usualmente luego de comer de esta forma sentimos culpa.
PERO… ¿PORQUÉ NOS CALMAMOS CON COMIDA?
Este tema es uno de mis favoritos. Estudié coaching nutricional, porque sabía el impacto que tiene la alimentación en nuestras vidas y sinceramente, me frustra muchísimo que esta información -aunque la encuentras en internet- está como oculta para la mayoría. Por eso me encanta poder difundirlo por aquí.
Dependiendo del alimento, éste tiene uno u otro efecto químico en nuestro cuerpo y por consecuencia en nuestro bienestar. La semana pasada hablé del cacao y sus poderosos poderes para calmar nuestra ansiedad: sus propiedades impactan directamente en nuestra biología y nos calma. Pero desde el lado opuesto, está el azúcar refinada, la cual funciona en nuestro cerebro de igual manera como lo hace la cocaína (les recomiendo leer el resumen de este experimento si quieren aprender más sobre ello: El poder de la adicción: Azúcar vs Cocaína, en http://www.cocaina.es/azucar-vs-cocaina.php).
Los alimentos SI afectan nuestro cuerpo de manera completa y ello quiere decir, que pueden alterar o aliviar nuestro sistema nervioso. Por eso es MUY importante la elección que realicemos, ello afectará nuestra sensación diaria de bienestar.
CÓMO LO PODEMOS MANEJAR?
Tienes que aprender a manejar esas emociones negativas, de una forma que sea amorosa y saludable para ti. Aquí te comparto 3 consejos que puedes poner en práctica de inmediato:
1. Identificar la diferencia entre sentir hambre y tener hambre emocional: Tener conciencia de ello, te permitirá evaluar la situación y decidir voluntariamente, si quisieras mantener esa conducta o modificarla.
Según la categorización expuesta por Mayo Clinic (https://mayocl.in/3cnQYpB) podemos diferenciarlo de la siguiente manera:
Hambre emocional
Viene de repente
Antoja solo “ciertos” alimentos
No hay sensación de “satisfecha”
Se siente culpa o verguenza
Hambre física (real)
Viene de a poco (puedes esperar)
Esta abierta a la posibilidad de comer cualquier alimento
Se siente satisfecha y puede parar de comer
No se siente mal
Una vez identificada, si es hambre emocional, tienes que tomar una decisión: Quiero modificar este patrón de conducta? Si es sí, ¿Por qué? Te recomiendo escribirlo, cuando lo escribes y lo vuelves a leer, toma mayor sentido para ti misma.
Por otro lado, elegir cambiar la acción de comer por otra que disfrutes mucho y que tengas a mano: Meditar, leer, pintar, escribir, ver películas, llamar a una amiga, jardinear… etc. etc. alternativas hay miles. Escribe también lo que elijas hacer como reemplazo.
2. Minimizar el consumo -ojalá ir eliminándolo- de azúcares refinados: No quiero ser tan repititiva, pero debo serlo porque de verdad no ayuda en nada consumir altos contenidos de azúcares refinados, ya que ese comportamiento adictivo te hará más difícil controlar tus conductas. Si está muy presente en tu vida, ve disminuyéndolo a tu ritmo, poco a poco, pero con la conciencia de hacerlo por tu salud y bienestar. En el futuro si lo logras, notarás la diferencia (y si ya lo has hecho, sabes de lo que hablo).
También te puedo sugerir que incluyas algún snack saludable y dulce (stevia, dátiles, utilizar el mismo dulzor de la fruta u otras alternativas naturales) para que si identificas que tienes esta hambre emocional, y sientas que es realmente difícil aguantarse, puedas comer y disfrutar de manera consciente esta alternativa. 😉
3. Por último, muy importante, que puedas asegurarte de que no estés pasando hambre real: Para ello, puedes asegurar que en tus comidas diarias no falten alimentos con alto contenido nutricional… en sencillo y resumido, puedes asegurar que tu plato contenga un poco de todo: Vegetales, granos integrales, proteínas (no solo en la carne, también puedes encontrarla en legumbres o vegetales), frutas (idealmente enteras, no en jugo), grasa saludable (almendras, nueces, aceite de oliva, aceitunas, palta). Y nunca olvidar el agua, hay veces que puedes creer sentir hambre y en realidad es deshidratación… pruébalo, muchas veces funciona que realmente era sed.
Espero que estos tips te funcionen, realmente siempre va a depender de ti el hacerlos, la información ya está aquí, ahora sólo debes preguntarte: realmente quiero hacer un cambio?
Un abrazo.
Excelente y muy clarito de entender. Lo aplicare.