Cuando me enteré no me lo creía. Es que está tan arraigado en nuestras creencias que la grasa que comemos es lo que nos hace mal, que de verdad no me lo podía -o ¿no me lo quería?- creer.
Pero resulta que sí. Que oficialmente lo están publicando por todos lados y que si, es cierto… ¿Pero lo entendemos bien?
Como siempre digo que la información es poder, poder de cambiar nuestras vidas tomando mejores decisiones, es que me he decidido escribir al respecto, de la forma más sencilla y resumida posible, para responder ¿Cómo es que funciona eso que el exceso de azúcar me engorda? ¡Para que todas lo podamos tener claro de una vez y lo podamos difundir!
Puede que pienses que no consumes azúcar porque ya hace tiempo que a tu despensa no la visita una bolsita de azúcar refinada, ni a tu refrigerador una bebida gaseosa (que fue uno de mis primeros recursos cuando quise tratar mi resistencia a la insulina), pero les tengo noticias, el azúcar está presente de diferentes formas y si, también viene en formato de alimentos saludables (vegetales y frutas).
¡Entonces por eso hay que entender bien de qué se trata! Para buscar un equilibrio saludable, y sin ponerse demasiado estrictos (a no ser que tu salud lo requiera), poder disfrutar de los distintos alimentos con conciencia de lo que tu cuerpo necesita. En mi blogpost anterior yo les había comentado que azúcar es, químicamente, un carbohidrato compuesto de los elementos carbón + hidrógeno + oxígeno y que hay muchos tipos de alimentos con carbohidratos (azúcares, harinas, pastas, cereales, legumbres, arroz, frutas, leches, quesos, etc.). Pues bien, cuando comemos un carbohidrato (bien sea saludable o no), ya sabemos que el azúcar en nuestra sangre aumenta y el páncreas secreta la insulina para sacar el exceso de azúcar que nos queda en la sangre, para llevarlo hacia las células y así producir energía… PERO el problema es que lo que no se utiliza como energía (en tus movimientos diarios o ejercicios), se almacena primero en los músculos en forma de glicógeno (una pequeña reserva de almacenamiento de energía) y todo lo demás se almacena en forma de grasa. Y he ahí la clave madre de todas.
Para que tengan una idea de lo grave que es, en EEUU el norteamericano promedio consume alrededor de 19 cucharaditas de azúcar diariamente y lo que diariamente nuestro cuerpo puede digerir es de alrededor de 5 – 6 cucharaditas como máximo por día (esto varía levemente de acuerdo a la talla, edad y estado físico). En Chile no estamos tan alejados tampoco y estamos consumiendo más de 3 veces la dosis diaria máxima recomendada. Preguntémonos entonces algo muy simple: ¿Le echarías más bencina a tu auto de la que necesita? ¡Pues eso es justamente lo que hemos estado haciendo con el azúcar en nuestros cuerpos!
Es por ello que consumir demasiados carbohidratos, o dicho de otro modo, demasiadas azúcares, me va a enfermar y a engordar… y aunque con toda nuestra esperanza creamos que estamos comiendo saludable, resulta que ¡Todo suma! y el exceso que consumamos de lo que realmente necesita nuestro cuerpo (que son en promedio 25 grs al día), se va a almacenar directamente como grasa… ¡Y diariamente lo iremos acumulando!
Así que sí, ¡Tenemos que desmitificar! Esa grasita demás que tenemos en nuestro cuerpo, no es grasa, es el resultado de un exceso de azúcar consumida y que quedó “volando” en nuestro cuerpo.
Ya tenemos entonces una idea general de cuál es el problema… ¿Así que qué tal si comenzamos las matemáticas, tomamos conciencia de cuánta azúcar diaria estamos consumiendo y nos ponemos manos a la obra en pro de nuestra salud?
¿Te animas?
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